ORLANDO ORDOÑEZ SANTOS

Orlando Ordoñez Santos
La Florida-Muqui, Jauja, Junín. Estudió en la Escuela Primaria N° 526 (Muqui), Secundaria en la G.U.E. “San José” (Jauja), “San Ramón” (Tarma) y en Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle” La Cantuta. Profesor de Educación Secundaria (Historia-Geografía). Obra publicada: PERSISTENCIA MELÓDICA DEL AGUA Y LA PIEDRA (Abril, 2018). Publicación ininterrumpida y autor de las siguientes Plaquetas: ARTE POÉTICA (Año XXI Nro. 291) JUNCO HERÁLDICO (Año XVI Nro. 147) NAUTA DE PAPEL (Año XIII Nro. 140).Miembro del Movimiento Nokanchi  Kanchu
PUPILAS DEL UNIVERSO
la pupila de tus ojos
puede todo a sus pies: distancias,
sueños, encantos, lejanías;
todo, todo; suficientes ellas.

Por eso cuando siento el atardecer
y a jirones se aparecen las penumbras
rara estocada se hunde más
entre la concavidad ágil de la mirada
y el lento marchitarse de tu luz maternal.
                              

Ya en el foso de la noche
a tropiezo con las sombras
sólo quedan las imágenes
jugueteando entre los sueños donde
te toco y dueño del universo, despierto.

Integra en tu mirada cautiva
están todas las vehemencias, apuros                                         
con que a celos guardo esa fina
cristalería, cual niño en equilibrio suplicando
jamás se apague esa luz, luz de esperanza.

Y cuando la caravana de los años
en su incansable trote levantando
polvareda a su vez apagando el horizonte
siempre soñando, procura aquellas diamantinas
transparencias divisen siquiera a esta sombra.

Orlando Ordóñez Santos
Derechos Reservados – Imagen de la Red.

EL COLOR DE LA PIEDRA 
Caminante detén tu andar 
gira tu mirada de crepúsculos 
hacia el zigzag de tu rumbo 
donde casi desempolvado dejas la senda 
no titubees un instante 
en recoger tus huellas macilentas, 
ellas no merecen quedarse 
embrolladas con las piedras solitarias, 
porque tú no sabes cómo pesa 
esta soledad que llevo a cuestas. 

Caminante de conocidos atardeceres 
cómo quisiera llevarte a mi casa, 
pero ya la he perdido, 
lo he perdido todo, teniendo todo; 
fui dueño de ríos, montañas, valles 
y una piedra blanca arisca, de nieve 
de ella pendía mi vida, y la perdí, 
esa piedra fue mi única compañera, 
hoy inmovilizado con el peso galopante 
de la noche negra, me aplasta otra negra piedra. 

Caminito hacia Carcapecho: 01-05-11 
Muqui-Jauja. 


COLINA DEL TIEMPO                           
 Siendo capaz de desenterrar 
sus propias raíces, hoy la sombra 
circundante roe y roe su corazón 
enterrado casi en el lodo resbaladizo.       
        
Nada detiene al rodar mísero 
entre rocas echadas por el caudal 
o sobre el vertedero descomunal 
donde confluyeron la sal y la acidez. 

Qué rara pesadumbre se curva 
dentro los adoloridos eslabones donde 
se ataron a los vientos de ida y tu 
en la ficticia solana perdiste todo encanto. 

Algo rasguña la sensible timidez 
de la lejana melodía que puso bajo 
la superficie terrestre la sincera quietud 
de aquellos años de basalto alzado. 

Quedará tal vez algunos vestigios sueltos 
en el revoltijo de las añoranzas, será 
porque la claridad de las aguas que jamás 
se escurrió de los dedos, aún no halla manantial. 

Será otra la página donde desgranada 
la penuria soñó dolorosa su camino, 
qué importa las vertientes ajenas esfumándose 
hoy la colina de nuevo desperté verde y risueño. 


EL TELAR 
Mañana al amanecer 
será diferente la forma 
de coger con la mirada 
a cada tilde de la palabra 
que a menuda fue esquiva. 

Otra muy diferente 
con una blusa de tul llovida 
color arveja en plena floración 
arrebatada en aroma de arrayanes 
así, única, embriagada con el canto 
de aquella muliza Bajo el monte 
risueña, otro será el rocío. 

Callarán por siempre el rodar brusco 
de las palabras entre ariscas rocas arrojadas 
por quienes jamás sembraron las vocales fraternas. 

Sin embargo en el fondo 
será tan igual como el cariño 
del yerbajo más insignificante, 
pero su colorido habrá cobrado 
una nueva puntada en el telar de la vida. 
.
                      

!!YO LA ENCUENTRO POESÍA!!
Orlando Ordóñez Santos
Yo he danzado al borde de mis temporales
hasta encender el huerto de mi amada
y encontrar la sinfonía de su voz
en el canturrear de las aves enamoradas,
tan enamoradas como el agua y la piedra.

Yo la encuentro entre danzas y sikuris
en el verbo de la COCA KINTU DE LOS ANDES,
en las raíces de las pupilas negras de sus ojos
y en las extrañas melodías de su pecho,
aquella urna sonora de sueños y esperanzas.

Ella es el pan enfurecido despojado de mi horno, mi Ofrenda,
mi tierra, mi flor de la Retama. Hermanos, yo la encuentro
en la copa de los arboles, en las "Aves sin Nido"
denunciando el dolor del oprimido, salvando
las heridas, de la tierra y de los míos.

Yo la encuentro mundo, en las yerbas indefensas,
en el rostro triste del hermano
en el grito caído de los bosques
!YO LA ENCUENTRO POESÍA!
EN CADA LATIDO DE LA TIERRA.

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